Grinmam Cámara de Comercio, Industria y Servicios de La Plata

La Cámara apoya las manifestaciones del Presidente de la Cámara Argentina de Comercio, NATALIO MARIO GRINMAN, quien detalló la situación actual del sector y se refirió al impuesto a la renta inesperada.

El dirigente se manifestó en contra del mencionado impuesto, iniciativa que caracterizó de “negativa” ya que “agravaría la excesiva carga tributaria y la inestabilidad de las reglas de juego”.
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Al respecto, señaló que el problema de Argentina es que tiene una presión tributaria como países de la OCDE pero una calidad del gasto que no se corresponde con esos estándares. Además, más allá del elevado monto que hay que pagarle al fisco –algo que erosiona la competitividad de las empresas–, debe advertirse que la estructura impositiva es harto compleja. Si bien los doce primeros tributos son los que recaudan el 91% de los ingresos fiscales a todo nivel, la cantidad de impuestos y tasas de los distintos niveles gubernamentales, sumada a los regímenes de percepción y retención, hace que haya que dedicar recursos y tiempo a cumplir todas las normativas fiscales desalienta la inversión y la formalización de la economía.

A la vez, Argentina lamentablemente se caracteriza por un permanente cambio en las normas, que genera una incertidumbre significativa. Todo esto conspira contra la inversión privada, imprescindible para generar puestos de trabajo genuinos y permitir el progreso económico y social. Es por todo esto que, de prosperar el impuesto a la renta inesperada, sería algo muy desafortunado.

Es el costo argentino (exceso de impuestos, burocracia innecesaria, cambio permanente en las reglas de juego) el que pone un techo a las aspiraciones de crecimiento y desarrollo del sector privado.

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En relación al sector comercio y servicios manifestó que creció algo más de 7% en el primer bimestre del año, comparado con los mismos meses de 2021, pero todavía está más de 5% por debajo del pico de 2018, es decir la recuperación “es parcial y heterogénea”, ya que no alcanza a todas las ramas por igual, y tiene que tenerse en cuenta que el punto de partida tampoco era el ideal, ya que cuando comenzó la pesadilla del covid-19, nuestro país ya arrastraba casi una década de estancamiento, afirmó el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.    Sostuvo que “la incertidumbre está erosionando las expectativas, lo que se suma al efecto director del menor poder de compra causado por la inflación. En este sentido, alertó que “la venta ilegal callejera lamentablemente da cuenta de un incremento”.

La reciente firma del ajuste salarial para los empleados de nuestro sector responde al aumento de los precios, a fin de sostener el poder de compra de los trabajadores, sin desatender las posibilidades de pago de las empresas, muy golpeadas por la pandemia y el estancamiento económico que padecemos desde hace una década.

Consideró también que, ciertos aspectos de la legislación laboral, como aquellos que permiten la denominada “industria del juicio”, que puede hacer que una pyme que obra de buena fe termine en la quiebra por un diferendo con un trabajador, deberían ser corregidos. La “industria del juicio laboral”, hace que numerosas firmas cubran la demanda de mano de obra con el abono de horas extras al personal ya contratado, por temor al que al ampliar su plantilla terminen incorporando a un “trabajador problemático”.

Tenemos que apuntar hacia una modernización de nuestro ordenamiento laboral para no continuar perdiendo competitividad.

En relación a la venta ilegal en las calles, dijo que existe una compleja estructura enmascarada en los puestos de venta callejera que no solo comprende la competencia desleal por no pagar impuestos, alquileres o hacer fraudes marcarios, sino que también pueden implicar el “trabajo esclavo” y el tráfico de mercaderías robadas u otro tipo de actividades ilícitas.

La excesiva carga tributaria que recae sobre el contribuyente cumplidor es un aliciente para la expansión de la venta informal. Es un círculo vicioso que urge detener mediante una baja de impuestos y un combate firme contra la evasión.

El consumo, así como las inversiones, está muy ligado a las expectativas y la sensación térmica que vemos en la calle no es muy positiva. La incertidumbre está erosionando las expectativas, lo que se suma el menor poder de compra causado por la inflación.

La gente tiene dudas sobre la estabilidad de su trabajo o si no se sabe qué va a pasar con los precios, eso afecta el consumo. Con las inversiones pasa algo parecido. Más allá de algunos sectores puntuales en donde puede haber interés extranjero, como la minería y el sector energético, vemos, más bien, una situación de tensa espera.

El empleo privado del sector Comercio y Servicios ha comenzado a evidenciar signos de recuperación durante los últimos meses.

En concreto, en enero de este año, última información difundida por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, acumulaba 9 meses consecutivos de crecimiento interanual, pero aún no había alcanzado los registros de febrero de 2020, previo a la pandemia.

En buena parte superada la crisis producida por la pandemia, la trayectoria actual no luce como si se tratara de una nueva fase de expansión o crecimiento firme, sino más bien da la sensación de un rebote que podría virar a un “estancamiento expectante”.

El sector de hoteles y gastronomía, si bien se recuperó fuerte este año gracias al fin de muchas de las restricciones sanitarias y a la aplicación de los programas “Previaje”, pero todavía está algo más del 16% por debajo de aquel pico de 2018. Esta es la rama más comprometida en esa comparación con el pico de actividad. Comercio, en tanto, está cerca de 4% por debajo. Otros rubros como la enseñanza muestra niveles de operaciones por encima de aquel máximo, pero no son las que más ponderan dentro del agregado Comercio y Servicios, por eso en su conjunto, el sector se muestra todavía por debajo del pico antes mencionado.

La aceleración inflacionaria de los últimos meses erosiona el poder adquisitivo y genera incertidumbre, lo que sumado al difícil escenario a nivel global que se desató tras la invasión de Rusia a Ucrania, significa un lastre para el avance de las ventas. Es posible que para el promedio del año se observe un avance, pero sin dudas será más bajo que el visto en 2021.

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