Cada 6 de noviembre, se celebra en Argentina el Día Nacional del Comercio. Ese mismo día, pero de 1809, la Junta Consultiva convocada por el Virrey, aprobaba el comercio directo con los aliados y neutrales del Río de la Plata. El origen fue un proyecto presentado por el entonces secretario del Consulado, Dr. Manuel Belgrano, quien aseguraba que “el comercio es el alma de los pueblos”. La apertura de los puertos serviría para atender los reclamos de los ganaderos y agricultores que buscaban libertad para comercializar sus productos, en oposición al monopolio existente y un gobierno colonial absolutista.
De esta manera, no solo se estableció un antecedente fundamental para el desarrollo económico local, sino que también constituyó un hito para apuntalar los acontecimientos que culminaron con la Revolución de Mayo en 1810.
Hoy, más de 200 años después, la actividad del comercio minorista sigue generando un espacio de intercambio y colaboración social en el que interactúan todos los actores de una comunidad. Cada ciudad que transforma y adecua su comercio para hacerlo más competitivo, provoca un cambio social y económico que favorece a la comunidad toda.
Es que en tiempos de prosperidad como de incertidumbre, el comercio funciona con lógicas similares, donde la atención a las demandas de los consumidores y el emprendimiento de nuevos desafíos son elementos determinantes de su mirada. Este enfoque explica su dinamismo, la capacidad de transformarse constantemente, demostrando que todavía es el sector del país que más fuentes de empleo genera en el ámbito privado. De todas formas, no está libre de los vaivenes que afectan la economía nacional, y siempre existen una serie de obstáculos que dificultan que su progreso se consolide.
Este año 2020, tan particular y excepcional, atravesado por una pandemia que azota a cada lugar del mundo, ha dejado una huella profunda tanto en la dinámica como en la conformación de todo el sector comercial y productivo.
Sin embargo no queremos dejar de afianzar nuestro compromiso hoy también, con el Día del Comercio como referencia, ya que desde la Cámara trabajamos para que el sector pueda hacer frente a todos los desafíos que se asoman en el horizonte.
En primer lugar, el comercio necesita reglas claras, con medidas que impulsen su desarrollo y que no dificulten su día a día. Para esto, la intervención de las cámaras debe ser no sólo necesarias, sino decisivas para que prosperen iniciativas claras que den respuestas a las demandas del sector.
De todas formas, los nuevos desafíos se ven claramente en el horizonte, y es hacia allí donde avanza también, una vez más, el comercio. Con el fortalecimiento de la venta online, pensando en más y mejores estrategias para potenciar el ofrecimiento de servicios, hasta los centros comerciales a cielo abierto, con locales modernos y con el cliente en el centro de la escena, el sector tiene motivos para avanzar.
Creemos que para poder seguir en el camino de la transformación es necesario tener en claro el diagnostico de cada sector, y en ese sentido sabemos que hoy muchos comercios, empresas e industrias, y todo el sector productivo en general, se encuentran en un delicado estado.